domingo, 6 de septiembre de 2009

Caminar en al amor.-

Amor, amor….., palabra devaluada. Basta con escuchar las letras de las canciones en cualquier emisora de FM, seguir los culebrones de la tele, ojear revista que nos hablan del amor, reportajes del corazón, etc. para darse cuenta de que el amor no ha pasado de moda.
José Luis Perales, en su disco (Gente Maravillosa), pone música a San Pablo y canta al “Amor sin límites” inspirandose en 1ª Cor 13, la Carta que oímos proclamar en tantas bodas.
Las palabras (amor, cariño, ternura, te quiero) suenan constantemente en canciones y películas.
Pero algunos corrompen el significado del término y nos hablan de “hacer el amor” como si de un revolcón se tratara, osea de una secreción de humores tan natural como “sonarse la nariz” .
Otros quizás lo subliman y quieren ver el amor como una realidad espiritual propia de los ángeles, con la que se puede soñar o imaginar románticamente en un país de hadas.
Nosotros escuchamos en la boda unas lecturas preciosas sobre el amor, nos hemos jurado y prometido muchas veces el amor y, en los encuentros de Hogares, nos suena el estribillo ese de que “el matrimonio es una comunidad de vida y amor”.
Pero, ¿que es eso del amor? . En el diccionario, el amor es, “sentimiento afectivo que nos mueve a buscar lo bueno para poseerlo o gozarlo” “sentimiento altruista que nos impulsa a buscar el bien o la felicidad de la persona amada”.
En la Biblia se nos dice que el amor es un don, y en el matrimonio se expresa en forma de don total, a imagen del sacrificio de Cristo en la Cruz.
No quisiéramos sintetizar las ideas anteriores y cotejarlas con nuestra experiencia, diríamos que hay varias clases de amor.
El amor posesivo (eros): es el amor que lleva a dos personas a vivir un contacto pasional de un modo instintivo.
El amor de simpatía y amistad (filia): surge de la admiración de otra persona.
El amor de cercanía del ser (agape): es el amor espiritual, cumbre del amor-ternura, la caridad cristiana presentada en el Evangelio.
Pero después de todo lo dicho anteriormente, el amor es una realidad en continua evolución. El amor madura con la persona que crece. Se va adquiriendo gradualmente sentimientos altruistas hacia el otro y una capacidad de entrega.
Probablemente, todos somos conscientes de que el cambio social y cultural actual han modificado el modelo de familia y presenta nuevas dificultades para las relaciones de la vida de pareja. Quizás hasta las experimentamos en nuestro propio matrimonio.
El matrimonio cristiano es signo permanente del Amor de Dios al hombre y de Cristo a su Iglesia. “Un sacramento en casa”, que crece y se actualiza cada vez que la pareja vive su relación amorosa, cada vez que reviven un gesto de amor.
En fin podríamos estar escribiendo cosas del Amor infinitamente. Para termiar os dejo un decálogo de la ternura extraido del Libro “El canto del Grillo” que quizás nos pueda ayudar a amarnos un poco más:
1 Dado que la ternura es posible, no hay ninguna razón para carecer de ella.
2 Hablaos cada día un poco.
3 Ayudaos a crecer, continuamente. Se crece mejor juntos.
4 Cultiva la autoestima, comenzando por apreciarte a tí mismo. Los únicos que saben apreciar el valor del felpudo son los que tienen los zapatos sucios.
5 Sé amable y comprensivo con los demás.
6 La cortesía sigue siendo válida. El amor autentico no admite malas maneras.
7 Esfuérzate por descubrir el lado bueno de las personas.
8 No te asustes de las discusiones y los pequeños enfados; solo los muertos no discuten nunca más.
9 No te dejes llevar por las rencillas y mezquindades de cada día.
10 Sonríe siempre. La sonrisa mantiene activo el corazón y previene las complicaciones cardíacas.
Ah se me olvidaba, escucha la canción “Amor sin límite”.
Buen camino de amor a todos.

1 comentario:

hora loca dijo...

Si, el amor lo es todo, sin él no se llega a ninguna parte, bendiciones..!!