domingo, 6 de diciembre de 2009

Reflexión para el ADVIENTO.

¿Qué es el Adviento?
El tiempo de Adviento no es un tiempo de penitencia al estilo de la cuaresma, que busca la conversión por el hecho de conocer el sacrificio de Jesús por nosotros en la Cruz. El Adviento es el tiempo favorable para emprender un cambio del corazón y para dar un nuevo y decisivo paso en nuestro caminar espiritual, es conversión como preparación por la espera de Jesús.
Adviento, este tiempo litúrgico que antecede a la espera de la Navidad, es, más que un tiempo litúrgico, una actitud de vida y un compromiso personal y comunitario del creyente y de los que en Iglesia creemos en Cristo.
Pero, en realidad, ¿esperamos algo o a alguien?. En el mundo secularizado en el que hoy vivimos, no estamos acostumbrados a esperar, queremos frutos ya, soluciones ya, acontecimientos ya.
El empresario quiere y solo espera resultados por encima del bienestar de sus trabajadores, sea como sea, y al cualquier costo.
El poderoso aumenta su poder a costa del débil y de sus debilidades.
El listo se ríe del torpe, cuando en realidad necesita de alguien que lo ayude a crecer.
El hambriento está aún más hambriento, cuando en estos días el mundo civilizado se desmadra con el consumismo y derroche.
El pobre es aún mas pobre gracias a la indiferencia del mundo que mira para otro lado.
El afán de poseer, gozar y triunfar como sea, va desplazando otras preocupaciones más transcendentales en la vida y adormece, a veces, los ideales del hombre más honrado.

Crece el número de los que rechazan vivir según el espíritu de la verdad y la honestidad justificando sus conductas con aquello de “todos lo hacen”, o bien, “la sociedad lo permite”. De esta forma se va confundiendo la permisividad con la licitud, lo legal con lo moral, al tiempo que la costumbre se va convirtiendo en norma.
Hoy más que nunca urge vivir el espíritu del Adviento. Nos circundan por todas partes manifestaciones de crisis: crisis del espíritu humano, crisis por los logros de otros y yo no puedo lograr, crisis de confianza en lo que puede hacer el hombre y sus instituciones, hay crisis de confianza en los gobiernos, en los regímenes, en los modelos políticos y económicos, hay desconfianza entre los pueblos y las naciones, hay incredulidad en los lideres espirituales, hay desilusión, hay desesperanza porque hay hambre y mil formas de inequidad, de injusticia, de violencia y de muerte. Hay un sentir colectivo según el cual nuestro presente es de no-futuro.
Por otra parte, los medios de comunicación social nos informan, cada vez con más rapidez y precisión, de toda la realidad que acontece entre nosotros. Conocemos cada vez mejor las injusticias, las miserias, los abusos que se cometen diariamente en nuestra sociedad.
Hay incertidumbre, hay pérdida del sentido de la vida, hay angustia, vivimos tiempos difíciles en todos los ámbitos del quehacer humano y sin embargo, la liturgia católica, en este tiempo de Adviento nos invita, una vez más, a la espera de la Esperanza, al compromiso y construcción de tiempos mejores.
Así nos encontramos con un cuadro poco halagüeño en nuestro entorno: “muchos duermen”, diría San Pablo, y otros, desanimados por el ambiente, creen, poco menos, que aún no es posible el poder vivir según el espíritu evangélico.
Es, entonces, cuando el enemigo suele aprovechar el momento para hacer su obra, mientras duermen los criados del amo (cf. Mt 13, 25). Por eso, estos momentos de debilitamiento de la vida de fe y la indiferencia religiosa exigen una fuerte sacudida a los espíritus.
El Adviento, con la inminencia de la llegada del Señor, es el tiempo a propósito para despertar del sueño o la modorra en la que nos podamos encontrar envueltos.
¡Despertémonos ya.!

Alfonso Ostos

domingo, 6 de septiembre de 2009

Caminar en al amor.-

Amor, amor….., palabra devaluada. Basta con escuchar las letras de las canciones en cualquier emisora de FM, seguir los culebrones de la tele, ojear revista que nos hablan del amor, reportajes del corazón, etc. para darse cuenta de que el amor no ha pasado de moda.
José Luis Perales, en su disco (Gente Maravillosa), pone música a San Pablo y canta al “Amor sin límites” inspirandose en 1ª Cor 13, la Carta que oímos proclamar en tantas bodas.
Las palabras (amor, cariño, ternura, te quiero) suenan constantemente en canciones y películas.
Pero algunos corrompen el significado del término y nos hablan de “hacer el amor” como si de un revolcón se tratara, osea de una secreción de humores tan natural como “sonarse la nariz” .
Otros quizás lo subliman y quieren ver el amor como una realidad espiritual propia de los ángeles, con la que se puede soñar o imaginar románticamente en un país de hadas.
Nosotros escuchamos en la boda unas lecturas preciosas sobre el amor, nos hemos jurado y prometido muchas veces el amor y, en los encuentros de Hogares, nos suena el estribillo ese de que “el matrimonio es una comunidad de vida y amor”.
Pero, ¿que es eso del amor? . En el diccionario, el amor es, “sentimiento afectivo que nos mueve a buscar lo bueno para poseerlo o gozarlo” “sentimiento altruista que nos impulsa a buscar el bien o la felicidad de la persona amada”.
En la Biblia se nos dice que el amor es un don, y en el matrimonio se expresa en forma de don total, a imagen del sacrificio de Cristo en la Cruz.
No quisiéramos sintetizar las ideas anteriores y cotejarlas con nuestra experiencia, diríamos que hay varias clases de amor.
El amor posesivo (eros): es el amor que lleva a dos personas a vivir un contacto pasional de un modo instintivo.
El amor de simpatía y amistad (filia): surge de la admiración de otra persona.
El amor de cercanía del ser (agape): es el amor espiritual, cumbre del amor-ternura, la caridad cristiana presentada en el Evangelio.
Pero después de todo lo dicho anteriormente, el amor es una realidad en continua evolución. El amor madura con la persona que crece. Se va adquiriendo gradualmente sentimientos altruistas hacia el otro y una capacidad de entrega.
Probablemente, todos somos conscientes de que el cambio social y cultural actual han modificado el modelo de familia y presenta nuevas dificultades para las relaciones de la vida de pareja. Quizás hasta las experimentamos en nuestro propio matrimonio.
El matrimonio cristiano es signo permanente del Amor de Dios al hombre y de Cristo a su Iglesia. “Un sacramento en casa”, que crece y se actualiza cada vez que la pareja vive su relación amorosa, cada vez que reviven un gesto de amor.
En fin podríamos estar escribiendo cosas del Amor infinitamente. Para termiar os dejo un decálogo de la ternura extraido del Libro “El canto del Grillo” que quizás nos pueda ayudar a amarnos un poco más:
1 Dado que la ternura es posible, no hay ninguna razón para carecer de ella.
2 Hablaos cada día un poco.
3 Ayudaos a crecer, continuamente. Se crece mejor juntos.
4 Cultiva la autoestima, comenzando por apreciarte a tí mismo. Los únicos que saben apreciar el valor del felpudo son los que tienen los zapatos sucios.
5 Sé amable y comprensivo con los demás.
6 La cortesía sigue siendo válida. El amor autentico no admite malas maneras.
7 Esfuérzate por descubrir el lado bueno de las personas.
8 No te asustes de las discusiones y los pequeños enfados; solo los muertos no discuten nunca más.
9 No te dejes llevar por las rencillas y mezquindades de cada día.
10 Sonríe siempre. La sonrisa mantiene activo el corazón y previene las complicaciones cardíacas.
Ah se me olvidaba, escucha la canción “Amor sin límite”.
Buen camino de amor a todos.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Matrimonio Express II Parte.-

Juntos hasta que la insatisfacción nos separe.-



No duran más de un par de años casados, y en su paseo por el matrimonio no hay infidelidades ni grandes problemas, sino tan sólo la insatisfacción de estar juntos. Son los "matrimonios express" o efímeros, como les llaman los especialistas, que se están dando cada vez con más frecuencia y que tienen dos grandes factores comunes: la poca tolerancia a los conflictos y la incapacidad de construir un proyecto de vida.

Algunas de las causa más comunes de insatisfacción las enumeraremos a continuación:

Diferencias en el proyecto de vida.- son muchos los jóvenes que no llevan un proyecto de vida en común. Aún siguen pensado en su proyecto personal e individual que tenía cuando eran solteros y lo de contraer matrimonio es solo un aliciente mas en su vida. No tienen conciencia del compromiso que adoptaron al casarse. Les falta claridad sobre el proyecto que deben construirse en común, porque siguen pensado por separado, se siguen acordando de sus amistades de solteros, que ya no ven tan a menudo, además aún reclaman un espacio para si solos. Espacio que no van a encontrar, porque en el espacio vacío que existía como persona individual, ya está el otro ocupándolo. Por eso el proyecto debe ser común y por eso existe el noviazgo, para ir preparándolo poco a poco, aunque el llevarlo a término necesite de ideas, ayudas externas y dinámicas de pareja que les estimule a seguir adelante con el mismo.

Aspectos fundamentales del otro.- no todo del otro nos gusta, pero nos compensan sus virtudes. A veces el error que se comete, es distanciarse de esos aspectos que no nos gustaban del otro pero que lo tolerábamos y compensábamos haciendo resaltar las virtudes que este poseía. Esos aspectos negativos, por la Gracia del Sacramento del Matrimonio, se van puliendo y limando hasta que se unen con los aspectos del otro, se funden en una forma de pensar y en una forma de actuar, desapareciendo lo malo que en ellos había, quedando solo lo positivo. No es bueno desentenderse de ellos, es bueno conocerlos todos y aunarlos, sacar lo bueno y seguir caminando juntos. Es un error pensar que cuando me case con el/ella lo voy a cambiar a mi gusto. Nadie cambia a la fuerza ya que cuando lo intentemos encontraríamos una fuerte resistencia y obtendríamos una separación del otro, se trata de entender y de unir aptitudes, el resto……., el resto es cosa de Dios, no os olvidéis que durante la celebración del Sacramento se derramó la Gracia del Espíritu Santo.



Desconocimiento de la pareja.- durante el matrimonio se observan cosas que antes no se veían y que estas ahora no son satisfactorias el conocerlas y nos producen una gran insatisfacción. Resulta no menos que sorprendente cuando oyes a las parejas hablar de que cortinas comprar y de que sofá nos gusta más, aspectos que tiene su espacio, por supuesto, de diálogo. Pero ¿es este el único diálogo que debemos de llevar a término antes de contraer matrimonio? O por el contrario debería de existir otro tipo de diálogo. Un diálogo que nos sirviera para conocer mejor al otro (sus inquietudes, necesidades, caprichos….) Esto son pequeñas cosas que percibimos cuando se nos pasa la época del enamoramiento y que este nos tenía veladas. Son cosas que no hemos sabido conocer o ver en el otro y cuando se desvanece el enamoramiento de quedan al descubierto y no sabemos darles respuestas adecuadas y se produce la insatisfacción de esa falta de respuestas y que no podemos dar ya que no conocemos bien al otro. Esta insatisfacción en la mayoría de los casos nos conduce a la ruptura de la pareja.

Conflictos familiares.- uno de los grandes obstáculos de los recién casados es el no saber como separarse adecuadamente de la familia de origen de cada cual. El vínculo sacramental exige que haya una ruptura con el exterior. Esto sería una ruptura de prioridad y no física, desde luego. Cuando hay vínculos que nos atan a nuestras familias de origen (vínculos afectivos por ejemplo) se nos pierde la visión de cual es nuestra prioridad a la hora de construir nuestro proyecto matrimonial el cual peligraría quedando en segundo lugar. La prioridad debe de ser absoluta hacia el otro y no hacia el exterior de nuestro matrimonio. Sin esa prioridad absoluta no somos capaces de poner límites a los demás en momentos en los que solo nosotros podemos decidir como pareja, (tener hijos, dejar o cambiar de trabajo, mudarse de ciudad….) Hoy en día los conflictos relacionados con las familias de origen son causa principal del ruptura de un alto índice de recién casados e incluso no tan recientes, y son consecuencia de una falta de diálogo como pareja.

Claves de matrimonios duraderos.- Amor, lealtad, confianza y respeto. Estos son los cuatro pilares que sostienen la satisfacción de los matrimonios con más de dos décadas de duración. El matrimonio es una unión para toda la vida de la cual participa nuestro Señor Jesucristo y que no se puede disolver. En el momento de nuestra boda contraemos ese compromiso, ese contrato de vida y para toda la vida. También tenemos que tener una responsabilidad conjunta a la hora de concebir, educar y entregarnos a nuestros hijos, sabiendo que su llegada nos vuelve a cambiar la situación de nuestra vida a la cual debemos adaptarnos con mucho diálogo y mucha oración. Las claves de esos pilares nos la enseña Cristo día a día, en el Evangelio, por eso el matrimonio cristiano necesita de la oración.

domingo, 16 de agosto de 2009

Matrimonio Express

¿Qué es un matrimonio?, pregunta que hoy en día nos hacemos muchos. La respuesta varía según nos haya sido enseñada.
A mi personalmente, me enseñaron, que un matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, que se quieren, que se aman, que se entregan el uno al otro, dispuestos a formar una familia.
Me enseñaron también que el matrimonio, además, viene acompañado de unas exigencias con las cuales debemos aprender a convivir, puesto que en esta nueva vida ya no estamos solos, sino que convivimos con otra persona. Debemos tener una actitud de perdón, de comprensión de la debilidad del otro, de paciencia, de estar abiertos siempre a reconciliarse.
Pero todo esto no lo lleva uno aprendido cuando se casa, es necesario ir aprendiéndolo poco a poco durante la vida matrimonial.
Hay quién piensa que el matrimonio es cosa de dos personas (sean del sexo que sea), que se unen por un enamoramiento temporal para convivir y que cuando se les termina, no hay nada que los una, ya que nada les satisface sus necesidades y deciden separarse, son los llamados matrimonios expres, fugaces, de meses de duración algunos. Una lástima, no han entendido nada, solo viven por impulsos de satisfacción, ¿es que no han aprendido nada en sus familias?, ¿no han aprendido a amar?, ¿a perdonar? ¿a convivir?
Yo, sin embargo, creo que el matrimonio es cosa de tres, si de tres, de un hombre, una mujer y Cristo. Porque el matrimonio ha de ser y de hecho solo puede ser cristiano, ya que fue Cristo quién lo instituyó. Cualquier otra cosa solo puede ser una simple unión temporal o duradera pero nunca un matrimonio.
Cristo es la parte esencial del matrimonio, de la unión en si, entre un hombre y una mujer, es quién le da la gracia al matrimonio mediante el Sacramento. Gracia que necesitamos, porque como os comentaba al principio, no todo lo llevamos aprendido, cuando decidimos casarnos necesitamos de alguien que nos eche una manita y ahí es donde interviene Cristo, que con su Gracia derramada en nosotros nos acompaña día a día en nuestras adversidades.
Cada persona es hija de muchas influencias, en primer lugar la propia biología y la manera psicológica de ser, también la influencia familiar, la educación, el ambiente, la historia; y todo dentro de una cultura, que nos ofrece lenguaje, estructura mental, costumbres, valores morales. Este conjunto nos hace a todos singulares, únicos, limitados, complejos, ambiguos, contradictorios. En definitiva, todos, mas o menos, somos susceptibles, posesivos y egocéntricos.
Pero no es difícil conocernos y aceptarnos, la unión de dos personas distintas y complejas es positiva y está llamada a ser enriquecedora para los dos. Pero la convivencia no es fácil. No siempre comprendemos las actitudes y las reacciones del otro. A menudo pensamos y actuamos sin tener en cuenta al otro. Formar pareja significa desprenderse de muchas cosas: costumbres, aficiones, amigos y ambientes, etc., en definitiva morir el uno por el otro al igual que hizo Cristo en la Cruz, que murió por todos nosotros entregando su vida por la nuestra. Llegado a este punto debemos hacernos una pregunta, ¿Cómo estoy yo dispuesto/a a morir por el otro/a?, ¿Cuáles de mis satisfacciones estoy dispuesto/a a dejar para satisfacer al otro/a?
En los matrimonios expres o de corta duración, se puede observar una carencia total de diálogo. En el matrimonio es necesario el diálogo sincero y respetuoso, interesado por las expectativas del otro, diálogo atento. Donde no hay diálogo falta la contemplación del otro y se le pierde la debida atención, se acaba rompiendo la unión que había porque dejamos de conocernos y dejamos de estar interesados el uno por el otro.
El amor de los esposos es en sí mismo una sorpresa diaria, los cristianos creemos que el amor conyugal es más que una sorpresa diaria, creemos que es un misterio que arraiga en al amor inmenso de Dios del cual participa. Es Dios quien hace posible lo imposible: la fidelidad, la alegría, la entrega, la generosidad de dar vida aunque merme la nuestra. Por esto el Sacramento del matrimonio es más de lo que a veces se dice, es más que pedir la bendición de Dios o implorar ayuda en los momentos difíciles.
El Sacramento es compromiso del amor humano que participa del amor de Dios y quiere vivir según el Espíritu de Jesucristo. “Dios viene al encuentro de los esposo en el Sacramento del matrimonio” (Vaticano II, Gaudium et Spes, 48)

El matrimonio expres existe porque muchos no pueden seguir el viaje, sucumben al considerar al otro como un objeto, como algo manipulable a su servicio y que nunca le proporcionará. No han entendido el sentido de reciprocidad, el casarse para hacer FELIZ al otro.
Enhorabuena a todos los que siguen casados porque Dios a derramado, mediante el Sacramento del matrimonio, su gracia en los corazones y con ella es posible seguir juntos y felices.

jueves, 30 de julio de 2009

Hace falta el Amor

Queridos amigos, en estos últimos días primaverales donde el aroma romántico se acaba y biene a su fin, es necesario el amor. Hace falta el amor en vuestra pareja. Como si nó íbamos a mantenernos juntos.
Cuando el enamoramiento se acaba, es necesaria una mayor razón de cohexistencia y deberíamos hacernos algunas preguntas de pareja.
¿Qué nos unes?
¿Nos soportamos o nos amamos?
¿Nos excusamos o nos criticamos?
¿Somos felices?
Y nuestros hijos, ¿ven como nos amamos?
Todas y cada una de estas preguntas debemos responderlas, porque el amor no pasa nunca si todas tienen una respuesta favorable. El amor todo lo excusa.
Se nos avecina el verano, queridos amigos matrimonios, época estival tremendamente favorable para las disputas (donde veranear, me llevo a mi madre de vacaciones y tú a la tuya…..) pero si el amor nos acompaña, todo se puede resolver favorablemte, porque en nuestra vida de amor conyugal caben todos y cada uno de los que nos han ayudado a crecer y a ser personas mas responsables y sinceras con el otro. Nuestros padres, hijos y demás familia incluso amigos.
No dejaros erosionar por el mal exterior, recordar el mal está y se debe mantener fuera de vustro matrimonio. Para ello tenemos un blindaje único (Xto. resucitado), que se unió a nuestro matrimonio aquel día, recordais … Es El Único que no nos falla y al que si lo dejamos estar en el centro de nuestro matrimonio nunca nos fallará. Él nos ofrece ese blindaje inmaterial pero perfectamente visible que nos portege de todo lo que del exterior intenta corroer nuestra unión.
Agarrarlo fuerte, siempre nos ayuda a todos.

La revelación de Dios.

DIOS PREPARA RU REVELACION DESDE LA CREACION.-

Dios se comunica gradualmente al hombre y lo prepara por etapas

a) Dios y su creación.
Existe diferencia entre Dios y sus criaturas.
Nada de lo creado es Dios.
Dios a través de su creación ofrece a los hombres un testimonio perenne de sí mismo.
Las criaturas no tienen acceso a Dios por si mismas si Dios no se hace accesible a los hombres. Cuando pretendemos llegar a Dios por nosotros mismos con nuestras propias fuerzas y capacidades nos encontraremos con dios hecho a nuestra medida.
Para nuestra esperanza de salvación hemos dejar que Dios escape a su misterio y a nuestro dominio.

b) La creación nos habla de Dios.
Las cosas creadas no son Dios, pero llevan la huella de lo divino. Existen cosas buenas, verdaderas, justas y bellas por lo tanto existe el bien, la Verdad, la Justicia, y la Belleza. Todas estas son la huella de que Dios existe en las cosas y en las criaturas, porque son características propias de Dios.

c) El ser humano escucha a Dios en su corazón.
Los hombres y mujeres en su búsqueda hacia la verdad, el bien y lo bello, en su sentido del bien y el mal, con su libertad y conciencia que solo pueden hallar en Dios.

d) Las religiones son ya respuestas dadas por los hombres y por Dios al mutuo requerimiento.

Las historias de las religiones nos indican la búsqueda constante de Dios.

e) La historia de Israel, historia de Dios.

Es Dios quien trata de recuperar al ser humano para su proyecto.
Es Dios quien llevan la iniciativa de comunicarse al hombre a lo largo de la historia.

Preparando el Domingo

En aquel tiempo Los Once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles aguardar todo lo que os he mandado. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles aguardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Hoy día de la festividad de la Santísima Trinidad como venimos haciendo invocamos la ayuda del Espíritu, para que nos ayude a comprender y sobre todo a vivir la Palabra. Señor Jesús que nos aseguras que no nos abandonas y que estás con nosotros, ayúdanos a penetrar en el conocimiento del misterio de la Trinidad y de lo que nos dice hoy la Palabra.
● Hemos sido bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y a menudo hacemos la Señor de la Cruz. Tomo conciencia de lo que con ello confieso.

● Una vez más se me dice que he sido designado como enviado de Jesús, he sido constituido apóstol. Gracias, gracias porque quieres que te eche una mano para darte a conocer y para mostrar al mundo tu proyecto.

● ¿Quién soy yo para que se fije en mi los ojos de mi Señor?

● Me quedo contemplando la afirmación: Yo estaré con vosotros… dónde, cuándo… noto más esa presencia de Jesús.

● Llamadas.

Oración del Matrimonio

Señor y Dios nuestro, Autor de la Vida y del Amor. Nosotros, que un día ante Ti nos unimos para cooperar a tu obra creadora, venimos hoy a consagrarte nuestro hogar.
Agradecemos humildemente las gracias que derramas sobre nuestra existencia y te pedimos perdón para nuestras faltas personales y las de nuestra familia.
Conserva siempre en nosotros, y en todos los matrimonios, la firmeza en la Fe, la fidelidad mutua, la paz del hogar, la salud y la alegría de la vida. Danos el pan de cada día, trabajo honrado y progreso decoroso.
A los esposos da siempre el sentido de la responsabilidad, fuerza en el trabajo y en las pruebas, afecto viril y cristiano. A las esposas concede abnegación, ternura, fidelidad, que sean siempre los ángeles del hogar, sostén de su compañero y educadora de sus hijos.
Bendícenos, Señor, bendice a nuestros hijos; que nuestro mutuo amor a Ti consagrado, nunca conozca las sombras de las dudas y de las debilidades. Sé siempre Rey amado de nuestro hogar; permanece entre nosotros tanto en los momentos de alegría como en las horas de la prueba y del dolor.
Te lo pedimos, Señor, humildemente, por la Sangre preciosa que derramaste por nosotros y por los méritos y la intercesión de nuestra Madre y Protectora, la Santísima Virgen. Así sea.

La Misa en Familia es mejor.

“Mandar” al niño a Misa es un rito que se repite los domingos en muchas casas: la criatura desayuna, se ducha, se peina, le damos una moneda para la “bandeja” y otra para que se compre “chuches”, llama a la puerta el amigo o la amiga, y se van para la iglesia. Pero, ¿y los padres? Quizá hayan participado en otra Misa más temprana, para tener tiempo para las tareas de la casa, o hayan ido la tarde anterior… o simplemente, “no tienen tiempo”, “no me ha dado tiempo de arreglarme”. ¿Por qué no hacer el esfuerzo, e ir todos a Misa juntos?
Ir a Misa el domingo todos juntos es uno de esos acontecimientos que más llena la vida de familia. Es una ocasión para hacer algo juntos, cuando la vida moderna nos va quitando momentos comunes. Cuando somos mayores los recordamos con cariño. Un chiquillo que va a Misa acompañado por sus padres se le nota “a la legua”, porque la fe cristiana va entrando en la vida del chiquillo no con calzador, sino con naturalidad. Y un crío, un joven con una recia formación cristiana tiene muchos puntos ganados para enfrentarse a ciertas cosas de la vida con éxito.
¿Cuesta hacerlo? Por supuesto. Habrá que madrugar un poco más para tener la casa en orden, habrá que gritar algún día porque gansea desayunando y no llegamos a Misa, habrá que tirar de él cuando un día se le ocurre renegar (¿a quién de los que hoy venimos a Misa no nos han “tirado de las orejas” para ir?), habrá que… Pero vale la pena. Es el “gota a gota” que riega la fe. Acompañar a los hijos a Misa es casi un deber para los padres cristianos, y sobre todo, es una alegría.

MIRALE A LOS OJOS

Tratar adolescentes no es una ciencia oculta reservada a expertos. Es cierto que requieren un trato algo diverso, pero en definitiva cada uno ya somos de una forma, y pedimos que nos traten como somos, no como los demas creen que debemos ser. Los adolescentes estan en esa etapa prodigiosa de la vida en la que se abandona la infancia y se pasa a la edad adulta, y estan en su derecho de que no se les trate como ni�os. De todas formas, no son adultos, y todavía no tienen la experiencia y la capacidad para poder tener un control total de su vida, sus emociones, sus miedos, sus ilusiones y sus proyectos. El adolescente necesita la presencia activa y discreta del adulto, que le da seguridad para poder crecer con éxito.
Todo esto está muy bien en la teoría, pero ¿cómo se come?� � ¿Cómo sabemos si nos estamos pasando, o no estamos llegando? ¿Cómo sabemos si en el tiempo libre ha estado metido en asuntos que le pueden perjudicar? ¿Cómo sabemos si necesita nuestra ayuda? En casa le damos unos valores, pero ¿qué hará cuando esté fuera?
No hay recetas, y cada uno hace lo que buenamente puede. Una madre, por ejemplo, decía que había tomado una costumbre que le había servido: mirarle a los ojos directamente una vez al día. Una mirada de madre, llena de comprensión, de cariño, no una mirada inquisitiva. Al volver del instituto, a la hora de la comida, después de salir de fiesta. No preguntaba nada; sólo decía esta palabra: “Mírame”. Sólo una madre conoce bien lo que significa esa mirada, y sabe leer en ella lo que los labios a veces no se atreven a decir. Ha sido testigo de cómo esa mirada se abrió al mundo por primera vez, se hizo curiosa en el niño, triste en la fiebre, alegre en la fiesta, interrogadora en la juventud.